Hispania Visigoda
Las fronteras del norte del Imperio romano sufrían continuos ataques de los bárbaros o extranjeros. A fines del s. IV comenzaron las penetraciones de los bárbaros en las provincias del imperio, especialmente Galia, Britania, Italia e Hispania.
En el año 406 los suevos, vándalos y alanos ocuparon militarmente grandes zonas de Hispania.
Los romanos pidieron ayuda a otra tribu germánica, los visigodos, para luchar contra los invasores.
Los visigodos, grupo procedente de la zona del Báltico,
entraron en Hispania en 414 como aliados de los romanos.
Después se rebelaron contra ellos y se establecen como señores del centro de la península.
Tras vencer a los suevos, vándalos y alanos, los visigodos unificaron bajo su control el territorio peninsular, gobernándolo mediante una monarquía electiva con capital en Toledo.
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