La paz de Westfalia es como se conoce a dos acuerdos alcanzados en las ciudades de Osnabrück y Münster en 1648, uno el 15 de mayo y el otro el 24 de octubre. Según estos tratados, se ponía fin a la guerra entre los estados beligerantes en Alemania, príncipes protestantes por un lado y Sacro Imperio y católicos por otro, y se concluía también el enfrentamiento que durante ochenta años enfrentaba a España con la República de los Siete Países Bajos. Fue, en resumen, el tratado que puso fin a la Guerra de los Treinta Años, iniciada en 1618 con la Defenestración de Praga.
Entre los acuerdos principales que se pactaron en Westfalia destacan la renuncia del emperador a sus aspiradores centralizadores y el reconocimiento de la autonomía de los múltiples estados que constituían el centro de Europa.
En el orden religioso, se amplió la paz de Augsburgo de 1555, extendiéndose a los calvinistas las ventajas de la paz, con el mismo rango que los luteranos. Aunque se mantenía el derecho del príncipe a cambiar de confesión religiosa, ello no implicaba la imposición forzosa de la nueva religión a sus súbditos. La paridad entre protestantes y católicos se hizo norma para el reparto de cargos imperiales, con objeto de evitar la formación de mayorías.
La desaparición del confesionalismo único hizo desaparecer la autoridad papal en temas internacionales, como había sido norma hasta estos momentos. Durante siglos habrá un vacío de autoridad superior sobre los Estados.
La Paz de Westfalia fue la primera paz de alcance europeo, que se preocupó de garantizar un equilibrio entre las potencias para evitar el predominio de una de ellas. Para ello, el primer requisito era la desaparición de la hegemonía de la Casa Habsburgo, en sus dos ramas, la de Viena y la de Madrid. La Monarquía española quedó convertida en un Estado de segundo orden, perdiendo la superioridad que había poseido hasta entonces.
Francia fue la gran ganadora de Westfalia, amplió sus territorio y consolidó su soberanía en importantes regiones. A partir de este momento Francia continuó su ocupación de territorios pertenecientes a la corona española, incluyendo una parte notable de los Países Bajos españoles, y extensas regiones de Cataluña -incluida Barcelona-, negociando con España desde una posición de fuerza. Sin embargo, en la Paz de Ryswick (1697) el rey francés devolvió la mayoría de las conquistas ganadas a España. Probablemente pensaba en la sucesión del trono español que iba quedar vacante si, como era previsible, Carlos II moría sin heredero.
Referencias:
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/1806.htm
http://www.laguia2000.com/alemania/la-paz-de-westfalia