Personaje histórico y literario, protagonista del Cantar de Mío Cid y de numerosos romances y leyendas.(1043-1099)
Rodrigo Díaz de Vivar, nació en Vivar (Burgos) hacia 1043. Hijo de Diego Laínez, quedó huerfano muy joven y fue educado junto al infante Sancho, hijo del rey Fernando I de Castilla y León. Al acceder Sancho al trono y León, lo nombró alférez real. Hacia 1066, el prestigio de Rodrigo Díaz se creció a raíz de su victoria en el combate singular con el caballero navarro Jimeno Garcés, para dirimir el dominio de unos castillos fronterizos. Este triunfo le valió el sobrenombre de Campeador. Como jefe de las tropas reales, Rodrigo participó en la guerra que enfrentó a Sancho II de Castilla con su hermano Alfonso VI de León, quien, derrotado en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072), se vio obligado a buscar refugio en la corte musulmana de Toledo. Por razones desconocidas, Sancho II murió en 1072, cuando intentaba tomar Zamora, con lo que Alfonso VI se convirtió en soberano de Castilla y León.
La relación del Cid con el nuevo monarca no fue muy armoniosa. Según la leyenda, el Cid acusó a Alfonso de haber sido cómplice en la muerte de su hermano y por eso el rey le guardaría rencor y le expulsaria de su reino. Otras fuentes históricas afirman que la causa de la enemistad del rey con el Cid se encuentra en una inoportuna expedición a tierras toledanas sin el premiso real, que puso en grave peligro las negociaciones emprendidas por Alfonso VI para obtener la emblemática ciudad de Toledo. Acusado de deslealtad al rey, fue condenado al destierro en 1081 y rota su relación de vasallo de Alfonso VI.
En compañía de sus hombres, el Cid ofreció sus servicios primero a los condes Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II de Barcelona, pero, al ser rechazado, decidió ayudar a al-Muqtadir, rey de Zaragoza, en la lucha que mantenía con su hermano al-Mundir, rey de Lérida, Tortosa y Denia, quien contaba con el apoyo de los condes de Barcelona y del monarca Sancho I Ramírez de Aragón.
Al servicio de al-Muqtadir, venció en Almenar a Berenguer Ramón II (1082) y cerca de Morella a al-Mundir y el soberano aragonés (1084). Durante este período fue cuando recibió el sobrenombre de Cid, derivado del vocablo árabe sid, que significa señor.
En 1086, la derrota de Alfonso VI frente a los almorávides en Sagrajas propició la reconciliación del monarca con Rodrigo Díaz, quien recibió importantes dominios en Castilla. En esta segunda etapa junto al monarcas castellano emprendió campañas guerreras por el levante peninsular, logrando hacer que los reyes musulmanes de Albarracín y Valencia pagasen tributo a Castilla y conquistando vastos territorios dominados por los almorávides. En el punto álgido del poder almorávide en la Península, el Cid logró tomarles Valencia en 1094, ciudad que no recuperarán hasta algún tiempo después de su muerte, en el año 1102.
La literatura y la historiografía posteriores se encargaron de utilizar su figura y engrandecer la leyenda, siendo citado en composiciones, poemas (Poema de Almería), cantares de gesta y crónicas (Najerense, Primera Crónica General, etc.). El momento culminante llega con la elaboración a cargo de un autor anónimo del "Cantar del Mío Cid", en el siglo XII o primeros años del XII.
La Universidad de Texas tiene un magnífico portal sobre el Cantar de Mío Cid donde además de versiones escritas del texto, con sus consiguientes estudios, se ofrece también una versión recitada del poema en su lenguaje orignal.
Referencias:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cid.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/5188.htm